viernes, 9 de julio de 2010

Fallece un niño de tres años ahogado en la piscina de su chalet.

La tragedia golpeó ayer a la familia Sáez Urquiza cuando su miembro más joven, el pequeño Esaú, de tan sólo tres años, perdió la vida ahogado en la piscina de su chalet de Otura. Esaú se encontraba en la cocina de la casa, dibujando en compañía de su madre y su hermano de doce años. En un suspiro, salió al jardín sin que nadie se percatara y al parecer cayó accidentalmente al agua. Su madre, al ver que Esaú había desaparecido, salió en su búsqueda y lo encontró flotando inerte en la superficie.

El trágico suceso tuvo lugar ayer, aproximadamente a las 13.30, en el mismo instante en que el padre de Esaú llegaba a la casa. Allí encontró a su mujer alarmada, que acababa de realizar el nefasto hallazgo. Pidieron socorro al vecino de enfrente, Antonio, que inmediatamente avisó al 061. Siguiendo por vía telefónica indicaciones de los servicios de emergencia, Antonio y el padre del chico efectuaron las pertinentes maniobras de reanimación en un intento desesperado por salvar la vida de Esaú, pero fue en vano.

Ya era tarde. Cuando llegaron las ambulancias, casi a las 14.00, sólo pudieron confirmar el fallecimiento. Poco después, un dispositivo conformado por la Guardia Civil y la Policía Local de Otura realizó el atestado del suceso y posteriormente fue requerido un equipo de psicólogos de Protección Civil para atender a los familiares. «Lo intentamos por todos los medios, pero no hubo reacción», señalaba Antonio, que reside justo enfrente de los afectados y les ayudó con las tareas de resucitación, que resultaron inútiles.

Drama

En la casa de los Sáez Urquiza, ubicada en la urbanización Nueva Otura, se vivió un auténtico drama. Como confirmó la Guardia Civil, a las 17.00 se produjo el levantamiento del cuerpo, que fue trasladado a continuación al tanatorio de Alhendín, localidad de donde es originaria la familia. Hasta allí se trasladó un equipo del Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Desastres (Giped), para acompañar a los allegados durante las horas que dure el velatorio y posterior entierro, según informaron desde el servicio de emergencias 112.

«Sus padres y su hermano estaban siempre encima de él», señalaba Antonio, visiblemente afectado. Todo apunta a que este desdichado accidente fue el resultado de un fatal cúmulo de circunstancias. Sin duda, nada podrá consolar a los familiares después de esta desgracia irreparable.

Editorial
Todos los años leemos noticias como ésta con estupor, frustación y profunda tristeza. Estupor porque se sigan produciendo hechos que pueden ser evitados con medidas sencillas y al alcance de todos. Frustación porque con una RCP temprana por un familiar Esaú habría tenido, quizá, una posibilidad de supervivencia. Y tristeza porque la pérdida de un hijo en estas circunstancias, sabemos que marca el resto de la vida de una familia y sus allegados.
Como en tantos otros temas, debemos cambiar nuestra mentalidad y pasar del "nunca pasa nada" al "prevenir para que no pase". En este punto creemos necesario, imprescindible, volver a leer el informe de la OMS sobre prevención del ahogamiento en la infancia traducido en febrero por la Escuela Segoviana de Socorrismo y poner en práctica las estrategias de prevención que en él se indican: Barreras que eviten acceso; Supervisión contínua por personas adecuadas; Formación de la familia en SVB ...
Sólo así conseguiremos que noticias como éstas, sólo las encontremos en las hemerotecas.

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