lunes, 25 de julio de 2011

Bañistas en el Pontón Alto.


Fuente: El Adelantado de Segovia.
El embalse del Pontón sigue acogiendo bañistas una semana después del último ahogamiento


“¿Cuál es la zona de baño?”. Esta pregunta puede escucharse aún cada fin de semana en el Pontón Alto. Pese al suceso del pasado domingo, cuando un joven dominicano de 22 años murió ahogado, el aparcamiento del embalse volvió a llenarse tanto el sábado como el domingo, y muchas de las familias de excursionistas continuaron refrescándose en las aguas del pantano.
Abunda la desinformación sobre los peligros que supone el baño y sobre la falta de autorización para bañarse. Aunque la polémica acerca del pantano se haya reabierto en los últimos días, muchos de quienes deciden pasar un día de campo a la orilla del embalse son de fuera de Segovia, y no están al tanto de los ahogamientos que se han producido en él a lo largo de los años. Ni siquiera sabían del accidente del fin de semana pasado.
“Como no pone nada en ningún sitio, no sabíamos que no nos podíamos bañar. No hay suficiente información”, alegaba ayer un grupo de amigos, procedentes de Madrid. Ellos no han visto carteles que prohíban el baño. Su sorpresa es mayúscula al conocer el suceso ocurrido tan solo hace siete días. “A simple vista no parece peligroso en absoluto”. La normalidad que caracterizó a este fin de semana en el embalse era la excusa de muchos: “No hay nadie que controle esto, no hemos visto ningún cartel y todo el mundo se está bañando tranquilamente. Lo lógico es pensar que no hay problema”, señalaban.

Otro sector importante de bañistas está formado por inmigrantes. Una familia de ecuatorianos se bañaba al completo, no muy lejos de la orilla. Los niños llevan manguitos, flotadores, y otras protecciones más bien propias de una piscina. Según la opinión de quienes les observan desde la orilla, los padres deben responsabilizarse de la seguridad de sus hijos, y si están atentos “no debería haber problema”.
Sin embargo, el cabeza de familia afirma: “Creo que no corremos riesgo porque no nos metemos hasta lo profundo, pero no sabemos nadar bien”. Habitualmente no se tiene en cuenta que, ante la imprevisibilidad del medio natural, no es suficiente con las precauciones típicas del baño en espacios controlados. En especial, para los nadadores poco experimentados, como resultan ser en muchas ocasiones las familias de inmigrantes, según se afirman desde la Escuela Segoviana de Socorrismo.
Ángela, Juan, y sus dos niñas, llevan desde hace cuatro años viniendo a refrescarse al Pontón. Los miembros de esta familia de origen rumano explican que no sabían que el baño no estuviera autorizado, y que es frecuente ver a los nadadores más hábiles cruzando el embalse de orilla a orilla, sin que “nunca pase nada”.
Los mejores nadadores suelen ser los que más riesgos asumen, y por tanto en ese aspecto corren más peligro. O así lo ve Jose María desde su silla, donde toma el sol. Él no se baña, dice no contar con suficiente condición física. Le parece peligroso. Pero, aun así, este vallisoletano afirma que no sabía que el baño no esté autorizado en el embalse del Pontón.
“Por lo que parece, el problema principal es que nadie sabe que el baño no está regulado. Los peligros no son evidentes, la gente se confía y cada día se mete un poco más”. Lo dice Laurentino, que lleva viniendo a pescar a este paraje desde antes de la construcción de la presa. Es consciente de los peligros del embalse, en especial las corrientes y remolinos subacuáticos, que él puede notar a través de su caña de pescar. “Son especialmente violentos cuando está cambiando el tiempo”, asegura.
Laurentino recuerda como en los primeros años después de la creación del Pontón Alto, se contó con un servicio de socorrismo que garantizaba la seguridad de los bañistas. “Creo que, al igual que la pesca, el baño debería estar regulado”.
Además del desconocimiento, también abundan las conductas irresponsables, en especial por parte de los más jóvenes. Este fin de semana, un grupo de quinceañeros saltaba al agua desde el puente de la carretera CL-601, que divide el embalse. Un entretenimiento habitual para los más osados, que puede terminar en desgracia especialmente si no se conocen las características del fondo.
La labor de información y prevención que se realizará a partir del fin de semana que viene desde la Escuela Segoviana de Socorrismo puede contribuir a que muchos bañistas conozcan la realidad del pantano, y se lo piensen dos veces antes de realizar una actividad aparentemente inocua pero que en realidad entraña importantes riesgos. En especial para quienes más se confían y terminan a merced de las corrientes del embalse.

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