Fuente: Segovia al día
La Agencia de Protección de la Salud y Seguridad Alimentaria desarrolla, a lo largo del verano, una intensa actividad de control e inspección de las instalaciones comunitarias para uso lúdico del agua, al objeto de minimizar los posibles riesgos para la salud de los usuarios de las piscinas públicas de la Comunidad
La Junta de Castilla y León, de cara al inicio de la temporada estival en las piscinas públicas de la región que se producirá en los próximos días, ha puesto en marcha la campaña anual de control de estas instalaciones, en lo referido a la vigilancia de sus aguas de baño.
La posible transmisión de enfermedades infecto-contagiosas que pueden presentarse en instalaciones comunitarias para el uso lúdico del agua hace necesaria la adecuada vigilancia de estas piscinas públicas y de su dotación material, de las prácticas de manejo y, sobre todo, de la necesaria desinfección que impida una proliferación de los gérmenes ligados, principalmente, a procesos gastro-entéricos y oculo-dérmicos.
La categoría de piscinas públicas ha de ser entendida en un sentido amplio, de manera que incluye no sólo a las instalaciones que son gestionadas por ayuntamientos y por otras administraciones, sino también a las que no tienen un carácter privado en sentido estricto y pertenecen a asociaciones, clubes, comunidades de vecinos, etc. En Castilla y León y según los datos de 2009 había 805 piscinas de uso público, de las cuales 553 son municipales y 252 de titularidad privada. El pasado año 2009 en Segovia se giraron 444 visitas de inspección y se realizaron más de 400 analíticas.
La Agencia de Protección de la Salud y Seguridad Alimentaria, dependiente de la Consejería de Sanidad, está realizando las oportunas inspecciones de acuerdo con lo establecido en el Decreto 177/92 que regula esta actividad en Castilla y León y que indica que, con anterioridad a la apertura de las piscinas de uso público, sea cual sea la titularidad de éstas, han de acometerse dos visitas de inspección.
La primera de ellas, "a vaso vacío" -es decir, previa al llenado de la instalación-, verifica las condiciones tanto estructurales como higiénico-sanitarias de las cubetas, mientras en que la segunda, en esta ocasión "a vaso lleno", siempre que la anterior haya resultado favorable y antes de su apertura a los usuarios, los inspectores comprueban las condiciones estructurales e higiénico-sanitarias de las instalaciones y emiten el correspondiente informe sanitario para el inicio de la temporada de baño.
Asimismo, a lo largo de esa temporada de baño, también se establece y acomete un protocolo de inspecciones y toma de muestras periódicas con el objetivo prioritario de controlar la calidad del agua de baño y las condiciones higiénico-sanitarias de las instalaciones.
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