martes, 3 de mayo de 2011

Editorial: Yo también siento tu miedo.

Leo la sucinta entrevista con Alberto González que publica La Voz de Galicia sobre el rescate en el que salvó la vida de una jóven en la playa de Bastiagueiro el pasado sábado. Conozco a Alberto desde los inicios de AETSAS y la Escuela Segoviana de Socorrismo, hace más de quince años y siento un aprecio especial por su persona y un extraordinario respeto por su impresionante categoría como Profesor y profesional del Socorrismo.

Creo que puedo entender perfectamente, porque he pasado por situaciones similares, lo que le pasó a Alberto por la cabeza en esos momentos: Su familia, sus hijas jugando en la arena y Alberto detectando un ahogado, corriendo hacia el agua y, mientras nadaba, siendo consciente de lo difícil de la situación, convirtiendo el miedo en determinación para hacer lo que tienes que hacer, como hay que hacerlo: sin perder de vista a la persona, acercándose correctamente, hablar a la víctima, controlarla y ponerla a salvo y además dar instrucciones a los demás que se han acercado para que organicen la búsqueda de la otra persona que finalmente apareció ahogada.

Se me queda el corazón en un puño cuando Alberto afirma que ha dormido mal; que no siente que salvara una vida, sino que más bien ayudó a que la situación no fuera a peor y reconoce que se lanzó al agua con miedo, consciente de que no tenía material de apoyo y de la dificultad del rescate. Estoy seguro de que Alberto dormirá mal todavía unas cuantas noches más, porque esa sensación extraña, mezcla de miedo, impotencia, frustración y alivio, -y lo sé por experiencia propia-, sólo se desvanecerá con el tiempo.

Amigo Alberto, yo también siento tu miedo. Ese miedo con el que a pesar de todo arriesgaste tu vida. Miedo porque las playas españolas siguen sin vigilancia. Miedo porque los responsables siguen sin inmutarse con los ahogados que se les acumulan en las espaldas. Miedo porque los Socorristas, que cada vez nos empeñamos (y tú uno de los que más) en que estén mejor preparados, siguen estando devaluados y desapreciados. Miedo porque los Profesores de Salvamento no tengamos reconocida nuestra preparación y experiencia de décadas de trabajo. Miedo porque en los convenios colectivos el sueldo de los Socorristas ha caído de 1100 € a 800 € en los últimos tres años. Miedo porque sigue habiendo entidades que imparten cursos sin los mínimos requisitos de calidad y profesionalidad ....

Amigo Alberto, un fuerte abrazo de tus compañeros de Segovia.

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