miércoles, 16 de febrero de 2011

Jesus Calleja casi muere ahogado en el Amazonas.


Fuente y Fotografía: http://blog.cuatro.com/desafioextremo/

El popular aventurero leonés y sus compañeros han estado a punto de ahogarse en el Amazonas al tener que aterrizar el globo de aire caliente en el que viajaba en el Río Negro y enredarse con los cordajes, que atraparon a Jesús bajo el agua. Aunque volaban sobre las masas de agua, no llevaban al parecer ningún elemento de seguridad como chalechos salvavidas. Afortunadamente pudieron salvarse gracias a la ayuda de los botes de apoyo.
Así lo cuenta en su blog de Cuatro Desafío extremo:

Continuamos el curso hacia el oeste cuando Ángel me dice que, de las 6 botellas de gas que llevamos, sólo nos queda botella y media. Inmediatamente se le cambia el gesto relajado por el de ¡en guardia¡ Hay que pensar en descender, llevamos dos horas volando… eso ya nos convierte en los segundos del mundo que han recorrido más kilómetros y han volado más tiempo en la selva del Amazonas. ¡Ya es un record!. Ahora hay que buscar dónde aterrizar, y esa es la cuestión…
Yo sigo pilotando, Ángel no quiere que suelte los mandos, quiere que siga practicando. Está forzando mi cursillo acelerado porque, en dos días, tendré que hacer volar yo solo el globo, lo que se conoce como “la suelta”. Nos coordinamos con el otro globo, y para desgracia de ambos, no hay más que aguas del río Negro, o la pura selva con árboles de 40 metros, así que está claro … hoy nos estrellaremos con control…Deciden por radio que sea en el río Negro. Estamos muy lejos de la aldea Cuieira, y hay que estrellarse…

Empezamos nosotros suavemente y después lo hará el otro globo, para ayudarnos entre todos. Damos coordenadas y posición a nuestro pequeño barco y a las dos “voladeras”, las canoas estrechas y rápidas, que le acompañan. Tendrán que llegar lo antes posible, si no, se puede hundir todo … globo, cesta, incluso nosotros, si no nos rescatan rápido.
Ya estamos cerca del agua. Un poco más, un metro, medio metro … se lo “canto” a Ángel. Nos preparamos para caer en el río, y en ese momento… ¡horror! el viento en superficie es más del esperado. Ángel nos alerta y nos dice que nos la vamos a pegar de lo lindo. Nos sujetamos fuerte y llega el trompazo, pedazo de choque contra el agua. En 5 segundos la cesta esta llena de agua. En estos casos, es vital no quedar debajo, podrías quedar atrapado dentro y boca abajo en el río.

Nos revolcamos sin abandonar la cesta pero, de alguna manera, Emilio, Ángel y yo salimos despedidos, el globo sigue acelerándose, no para … ¡horror! … nos arrastra sin parar y la cesta hace cosas raras, las cuerdas se enredan en la cesta, debajo del agua, y lo peor... empiezan a atraparnos.
No doy crédito a lo que está ocurriendo. Por si fuera poco, veo por el rabillo del ojo el otro globo que viene hacia nosotros sin control, rebotando en el agua, y más deprisa que el nuestro. Me quedo en blanco … visto y no visto, la cesta se nos echa encima, sólo me da tiempo a gritarle a Emilio, que la esquiva por 5 cm. Yo me preparo para hacer lo mismo, pero sorpresa… algo se me enreda en un pie, y sobre todo en el cuello.. es esa maldita cuerda por la que Emilio salio del globo, en vuelo, para hacer unas tomas espectaculares. Ahora culebrea salvaje por el agua y se va enredando por todas partes… hasta llegar a mi cuello.

No sé cómo pero, en un segundo, la cuerda se tensa hasta casi ahogarme, se engancha en los bajíos del río, sigue tensándose y yo, horrorizado, me hundo sin poder hacer nada.¡Menuda situación! … tengo una cuerda al cuello, otra enredada en el pie, y me hundo unos 4 metros quedando atrapado bajo el agua. Abro los ojos y todo está prácticamente negro, estoy rodeado por agua rojiza y algas que crecen desde el fondo, y que también empiezan a enredarse, ¡que situación tan complicada y terrible!…
Con gran desesperación pasa el tiempo y no consigo desenredarme, me queda un minuto de vida y me afano en sacar la cuerda del cuello, que consigo con gran dificultad. Arriba, Emilio y Ángel están buscándome, pero yo he quedado atrapado a 50 metros de ellos.Sigo casi en el fondo del río… por fin consigo zafarme de la cuerda asesina y nado hacia arriba. Lo hago con gran dificultad porque la del tobillo sigue enganchada, pero tengo que salir del agua, me estoy ahogando…

Con gran apuro llego a la superficie y grito con desesperación para que me oigan y me ayuden. Sigo con un pie enganchado a la cuerda, haciendo mucho esfuerzo por liberarme, y me estoy agotando. Al fin veo que se acerca una de las “voladeras” (la canoa rápida), una mano me agarra y tira de mí, pero tampoco pueden sacarme en el primer intento, la cuerda en el tobillo presiona y tengo decenas de algas gigantes enredadas. En un segundo intento consiguen alzarme hasta la canoa.

Me quedo pálido, agotado, no doy crédito de lo justito que he estado. Mi reflexión inicial es que me quiero ir, no más globo en la selva, casi me mata. No quiero ni pensar que, además de lo que ha pasado, este río está infectado de cocodrilos, rayas arponeras, peces eléctricos, boas constrictor, anacondas, y mil bichejos más…
Después me sereno, y nos vamos juntando todos en el barco grande. Los dos globos están hechos un desastre, uno más que el otro, las cestas hundidas, las botellas de gas colgando de las cestas, todo boca abajo, los globos entre el fondo del río y los árboles vecinos, todo lleno de algas.

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