sábado, 6 de octubre de 2012

Samuel Morris no es un niño ahogado más.


Samuel Morris era un niño australiano normal y activo de dos años, cuando el 9 de Abril de 2006 sufrió un ahogamiento en la piscina familiar. El esfuerzo conjunto de su madre, de sus vecinos, ayudados por un transeúnte anónimo y de los servicios de emergencia, hizo que lograra sobrevivir a la tragedia.
Desafortunadamente y debido a la hipoxia, Samuel sufrió un severo daño cerebral y como consecuencia quedó con serias discapacidades que requieren terapia continua, un importante equipamiento y asistencia las 24 horas del día. Desde entonces, ha estado hospitalizado en múltiples ocasiones y sufrido una larga lista de intervenciones médicas y operaciones.

Afortunadamente, Samuel está rodeado de un increíble entorno que vela por él y que ha proporcionado a su familia y a él mismo un ambiente de cariño y cuidado que marca una diferencia esencial y que ha permitido a sus padres Michael y Jo-ann.poder sufragar los enormes gastos que requiere su cuidado.
Heridos por la tragedia, pero conscientes de que Samuel podía ser un revulsivo frente al ahogamiento infantil, Michael y Jo-ann, iniciaron la Samuel Morris foundation, cuyos objetivos son conseguir que haya CERO ahogamientos en niños y mejorar la calidad de vida de aquellos con lesiones cerebrales hipóxicas.

Michael Morris con Luis Miguel Pascual en la 2012 Ireland Lifesaving Conference

Tuve el gran honor de conocer a Michael Morris en la 2012 Ireland Lifesaving Conference y de compartir con él varios días de Congreso, trabajos en grupo y también ratos de charla y convivencia personal. Y debo decir que he quedado impactado por su profesionalidad (pertenece al cuerpo de bomberos de su ciudad) increíble personalidad y buen humor, pero sobre todo por el compromiso y entusiasmo con el que lucha contra el ahogamiento de los más pequeños (que no lo olvidemos, es un problema de ámbito mundial).

De ahí el título de esta entrada. Samuel Morris no es tan sólo un número más en una estadística. Ni tampoco lo son los más de 500 niños que se ahogan cada día en el mundo. Que la mayoría lo hagan en países poco desarrollados es un acicate más para hacer frente al problema con todas nuestras fuerzas.

Y lo más importante es que con muy poco se puede hacer mucho: supervisión constante, medidas de seguridad en las piscinas domésticas, llevar a los niños a clases de natación y que los padres sean conscientes de los riesgo y aprendan a realizar una RCP, pueden evitar la mayoría de los ahogamientos en la infancia o reducir drásticamente sus consecuencias.

Este vídeo que comparto a continuación, refleja de un modo muy gráfico lo poco que es necesario para que un niño se ahogue.

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